La integración del sistema material y espacial en la arquitectura
Introducción: La importancia de los sistemas arquitectónicos
En la arquitectura, los sistemas espaciales y materiales son fundamentales porque convierten una idea en algo que se puede vivir y sentir. Ambos trabajan juntos para organizar los espacios, definir su función y mantener una conexión entre la estructura, la forma y el entorno. El sistema material se encarga de la parte estructural, ambiental y estética, garantizando que la obra sea segura, eficiente y visualmente atractiva. El sistema espacial define cómo se percibe el lugar, cómo entra la luz y cómo se experimenta el espacio. Cuando se combinan, estos dos sistemas no solo hacen posible que una construcción exista, sino que también le dan un valor humano y emocional, uniendo la técnica con la experiencia de habitarla.
El sistema material
El sistema material se diseña pensando al mismo tiempo en los materiales y en el espacio, ya que su función es controlar elementos como el agua, la luz, la ventilación, la energía y el sonido. Cada material tiene su propósito técnico y estético dentro de la obra. Por ejemplo, el tipo de hormigón o acero define cómo las cargas estructurales se transmiten desde las vigas hasta los cimientos, asegurando estabilidad y seguridad. También influye en la privacidad, la vista y la eficiencia energética dependiendo de dónde se coloquen las ventanas o qué tipo de materiales se usen. El sistema material no solo soporta el peso o las condiciones naturales como el viento o el agua, sino que también debe cumplir con normas de seguridad y accesibilidad, como las medidas de escaleras, barandales o rampas. Por eso, es importante que el arquitecto trabaje junto con ingenieros estructurales para conocer las dimensiones reales, los costos y la vida útil de cada material. En conclusión, el sistema material define la estructura y la protección ambiental de una obra, y es lo que hace posible que la arquitectura sea segura, duradera y funcional.
El sistema espacial
El sistema espacial se enfoca en cómo se organiza, se percibe y se vive el espacio arquitectónico. Según la teoría de la Gestalt, el cerebro interpreta las formas y vacíos para crear figuras completas, lo que demuestra cómo la percepción influye en el diseño. En arquitectura, esto se relaciona con el espacio invisible, lo que no se construye con materia, pero se siente a través de la luz, la proporción y el recorrido. Un ejemplo que ayuda a entender esto es la comparación de la copa y el aguacate. En la copa, el hueco donde va el vino representa el espacio positivo porque se usa, mientras que el vidrio que la rodea sería el espacio negativo porque solo lo delimita. En el aguacate pasa lo mismo: el hueco donde estaba la semilla sería el espacio negativo y la parte comestible el positivo. La luz, los materiales y las aberturas también tienen un papel importante en la atmósfera. Por ejemplo, en las Termas de Vals, la disposición de los volúmenes crea recorridos que combinan espacios abiertos y cerrados, mientras que el Centro Pompidou muestra su estructura metálica y de vidrio como parte visible del sistema espacial. Además, el orden y la organización de los espacios ayudan a guiar la atención y el movimiento de las personas dentro del edificio. En pocas palabras, el sistema espacial convierte la arquitectura en algo más que una estructura, en una experiencia perceptiva y emocional.
Conclusión: La relación entre materia y espacio
La unión del sistema material y el sistema espacial es la base de toda obra arquitectónica. Mientras el sistema material da estabilidad, seguridad y protección, el sistema espacial aporta significado, luz y emoción. Ambos se necesitan porque los materiales definen los límites del espacio, y el espacio le da sentido al uso de los materiales. Esta combinación entre lo técnico y lo sensorial permite que la arquitectura se vuelva una experiencia completa, donde la forma, la geometría y la luz se integran con el propósito de mejorar la manera en que vivimos. Entender esta relación es clave para aprender arquitectura, porque cada decisión, desde el material hasta la forma del espacio, cambia la manera en que las personas sienten y se relacionan con su entorno.
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